El enclave, un antiguo estanque de decantación de las aguas procedentes del lavado de mineral, en la actualidad es una gran explanada cubierta de prados y árboles plantados, con presencia de pequeñas masas de robledal en regeneración espontánea.
La Balsa es uno de los pulmones verdes de la localidad minera, que cuenta además con una pista de cross, por lo que es frecuentada a diario por decenas de paseantes y deportistas.
Entre otras intervenciones hemos llevado a cabo la construcción de una charca para propiciar el asentamiento de la correspondiente comunidad palustre y facilitar la reproducción de anfibios. Uno de los grandes problemas ambientales del planeta es el de la pérdida de hábitats y la consecuente disminución de la biodiversidad. En concreto, la alteración o desaparición de hábitats ligados al agua dulce (riberas, arroyos, manantiales, charcas, lagos, trampales y turberas) está poniendo en peligro la supervivencia de muchas de las especies de este grupo faunístico, además del resto de seres vivos que los acompañan.
Para la construcción de la charca, excavamos la cubeta cubriéndola con una capa de papel, una lámina impermeabilizante de plástico y finalmente manta de fibra de coco para facilitar la recolonización por flora y fauna acuáticas. En su entorno plantamos estaquillas de bardaguera (Salix atrocinerea).
Con gran satisfacción hemos comprobado que ya ha sido colonizada por larvas de tritón palmeado, lo que supone un paso adelante en la regeneración ecológica de un territorio tan castigado en en su medio ambiente como el de la Zona Minera de Bizkaia.
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| En la imagen superior, estado de La Balsa antes de la intervención. En la imagen inferior, la charca una vez finalizada. Ahora hay que esperar a que los sauces plantados reverdezcan. |
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| La primera generación de tritones nacida en la charca, parece que se ha adaptado muy bien al nuevo hábitat. |
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