La pasada semana estuvimos visitando el Jardín Medieval de la Oca, Erdi Aroko Antzararen Lorategia, en Larrabetzu, Bizkaia.
El jardín es propiedad de Alberto Albaizar y la escritora Toti Martínez de Lezea, y su nombre coincide precisamente con el de una de sus novelas, publicada en 2010 por la Editorial Maeva.
Varios de los escenarios que recorre la narración tienen reflejo en este rincón de Larrabetzu.
Queríamos ver en directo la progresión de las genistas e hipéricos que su diseñador y cuidador Keko Alonso (Jardiecología Besaia) compró a Viveros TALAIA en marzo de 2012.
El hipérico (Hypericum androsaemum) progresa lozano y vigoroso en la umbría fresca del Jardín, bajo la copa de las hayas jóvenes, como puede verse en la foto.
Pero son las ollaguinas o genistas (Genista occidentalis) quienes demuestran encontrarse muy a gusto en ese ambiente, formando un seto escalonado en altura con las retamas a sus espaldas
Las macollas de ollaguina han alcanzado una altura de más de un metro en tan solo tres años, pues cuando fueron suministradas al Jardín no pasaban de 40 cm de envergadura.
Viveros Talaia suministra estas y otras muchas especies arbóreas y arbustivas autóctonas con bonitas floraciones y fructificaciones, muy indicadas para emplear en experiencias similares y en general en pequeños jardines de caseríos, viviendas unifamiliares o adosados. Ver lista de especies.
Keko nos hizo una visita amena e interesante describiendo el estado previo del solar, trabajos de adecuación y mantenimiento llevados a cabo, y la historia de cada plantel.
Su concepto del Jardín enlaza con el de Jardín Medieval, no en vano se trata de una finca enclavada en pleno casco urbano de Larrabetzu, puertas afuera de la muralla de la Villa fundada en 1376 por el infante Don Juan, Señor de Bizkaia. Su cultivo como huerta esta documentado desde hace al menos 400 años.
Sus características de jardín cerrado, productor de alimentos y medicinas a la vez que espacio de ocio, refuerza la idoneidad de esa denominación.
Es una espacio multifunción en el que se demuestra que la Jardinería puede hacerse con especies autóctonas. Al tiempo de disfrutar de la vegetación se genera biodiversidad y derivado de todo ello se mejoran las condiciones de vida en la zona.
Este hotel de insectos diseñado y realizado por el cuidador del Jardín, es otro elemento más que potencia la biodiversidad al tiempo que sirve de herramienta pedagógica.
En sus agujeros, celdillas y recovecos viven y se reproducen abejas, abejorros, tijeretas, cochinillas, arañas, un sinfín de invertebrados imprescindibles para que el Jardín y su entorno sean verdaderamente saludables.
Gracias a la iniciativa de sus propietarios y al trabajo de Keko Alonso, el Jardín de la Oca es un rincón vivo en el casco urbano de Larrabetzu.
Larga vida al Jardín de la Oca!
1 comentario:
Quien lo ha visto y quien lo ve, sabe de el trabajo y dedicación que almacena en su conjunto.
M i sincera admiración por la idea y el trabajo bien conjuntados y desarrollados.
Felicitaciones.
Paco Alonso
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